Con la práctica de este ejercicio podemos aumentar drásticamente nuestra capacidad de recibir a oído, inconscientemente, y mejorar nuestro envío del código al combinar recepción y transmisión de código morse en la forma de recibir a oído, textos aleatorios y contestar repitiéndolos a modo de "diálogo". Los textos pueden incluir palabras en lenguaje claro en español e inglés, a veces recortadas para añadir dificultad, abreviaturas, señales de procedimiento, números e indicativos (callsigns).
Está especialmente pensado para utilizarlo con manipulador externo (ver formas de conectarlo) ocultando textos recibidos y/o emitidos y copiando/recibiendo a oído (modo "sin ayudas"). Aunque más difícil, es una de las formas más efectivas de ejercitar para niveles medios a fin de adquirir destreza, sobre todo usando llave externa, tanto en recepción como en transmisión. Algo complicada para principiantes pero que sin embargo pueden empezar iniciándose con pocos caracteres y velocidades bajas. También podemos usar el teclado, ratón o mouse o, en dispositivos táctiles, pulsando en el recuadro sensible.
Este ejercicio con decodificador es una simulación para practicar, casi todos los sistemas informáticos ralentizan en mayor o menor medida la manipulación manual del código y decodifican bien solo si se manipula de forma casi perfecta, al contrario de lo que sucede en comunicaciones entre personas, operadores. Sin embargo este ejercicio, junto con un manipulador externo, puede ayudar mucho en el entrenamiento de la transmisión del código, ganando control y dominio en el espaciado, ritmo y duración de los pulsos de cada caracter a medida que practicamos, tanto si comprobamos el resultado de lo que manipulamos como si lo hacemos a oído, monitorizando el tono de nuestras pulsaciones. Ver instrucciones
Aunque puedas elegir la que quieras, la velocidad de recepción por defecto en el ejercicio cada vez que cargas la página es de 20 ppm porque aunque parezca contradictorio, resulta más sencillo traducir mentalmente a velocidades altas cuando ejercitemos en el modo "sin ayudas". Ello es debido a la dificultad que entraña en los inicios retener muchos caracteres en memoria para luego formar palabras. Podemos traducir bien (decodificar), pero olvidarnos, a veces casi de inmediato, lo que acabamos de escuchar, hasta que con la práctica logramos retener y memorizar cada vez más caracteres, con menos esfuerzo, subconscientemente.
Cuando hablamos de "copia a oído", "copia mental, de cabeza, sin anotar", etc., al escuchar morse, estamos hablando de un proceso similar al de conversar normalmente con alguien. No apuntamos lo que nos va diciendo nuestro interlocutor (a no ser que queramos anotar algo concreto), simplemente escuchamos y entendemos lo que nos dice, porque hablamos en el mismo idioma y todo el proceso es totalmente subconsciente.
Cuando pasamos de escuchar morse y anotarlo, a comprenderlo directamente, tenemos que pasar previamente por un entrenamiento que esté probado y que funcione (por ejemplo el de la "pizarra mental") hasta que con la práctica se haga automático, inconsciente, y con el que empecemos a entender sílabas, luego palabras, frases y por último párrafos enteros.
Lo esencial es centrarse exclusivamente en el sonido dejando todo lo demás en segundo plano y, sobre la marcha, decodificar y tratar de "almacenar" ordenadamente los caracteres, tal y como llegan, en nuestra mente a modo de "pizarra" hasta formar las palabras y los textos. En este punto la dificultad que encontraremos al principio es que aunque reconozcamos bien los caracteres escuchados, una vez guardados secuencialmente en nuestra memoria para formar los textos, rápidamente se pierden, se olvidan mientras seguimos recibiendo el resto y no seremos capaces de entender lo habíamos recibido. Lógicamente al principio es de sentido común empezar con textos de pocos caracteres (hasta 6, 7 u 8), pero para progresar es importante aumentar y acostumbrar nuestra mente al esfuerzo.
Al igual que con el ejercicio Copia a oído, no hay soluciones mágicas ni trucos, solo con la práctica contínua del ejercicio, de la escucha, de la constancia y del esfuerzo, la retención de caracteres en nuestra mente irá aumentando progresivamente, perderemos cada vez menos y el proceso se hará más automático y subconsciente hasta que llegará un momento en que aparecerán incluso palabras y conceptos casi instantáneamente en nuestra mente mediante el reconocimiento no ya de caracteres sino de sílabas y palabras enteras y sin ni siquiera pensar visualmente en letras, números o signos.