Ejercicios telegrafía, código morse, grupos de caracteres


Ejercicios morse CW con grupos aleatorios

Uno de los más tradicionales y eficaces métodos para dominar la recepción es escuchar y anotar o reconocer, en sesiones muy frecuentes pero no demasiado largas, grupos de caracteres aleatorios pantalla completa (letras, números y signos) que no formen palabras entendibles ni lenguaje claro para no anticiparnos por deducción. Con este ejercicio puedes generar más de 50 tipos de esta clase de grupos, bien sean predefinidos, mediante el menú desplegable, o bien introduciendo los caracteres que elijas y crear tus propios grupos para practicar con ellos en recepción / copia. Puedes configurar además el número total de grupos y el número de caracteres por grupo a generar.

Si estás empezando puedes seleccionar espaciado extra entre caracteres (Espaciado, Espaciado 2, Espaciado 3) en el desplegable "Manipulación" para darte más tiempo de reacción al intentar decodificarlos, hasta que seas capaz de prescindir totalmente de ellos.

info
( Los cambios tendrán efecto al volver a generar audio )
Volumen:
50 %
Velocidad:
15 ppm
Tono CW:
700 Hz
1 2 3
Manipulación:
Elige un grupo predefinido con el que practicar en el menú desplegable o bien introduce tus propios caracteres en el recuadro de texto. En este último caso si además intercalas algún espacio puedes generar grupos con un número de caracteres variables.
borrar
AWJ1R
36 grupos
5 caracteres por grupo

parar pausar/reanudar mostrar/ocultar ajustes pantalla completa
Comprobar Borrar

Puedes practicar además con ejercicios similares a estos basados en grupos aleatorios de abreviaturas, señales de procedimiento o de indicativos (callsigns).



repetir
parar
ajustes

Aunque comencemos desde cero, intentemos siempre reconocer caracteres a velocidades altas (mínimo unas 15 a 20 ppm). Esto puede sonar un poco chocante pero si nos acostumbramos desde el primer momento a escuchar a esas velocidades, aunque captemos pocos caracteres, a medio y largo plazo nos ayudará a evitar que nos atasquemos. Otra ayuda en las etapas muy tempranas de aprendizaje es usar espaciado extra entre los caracteres para darnos márgen de reacción. Para ello opcionalmente podemos elegir en cada ejercicio los parámetos: espaciado, espaciado 2 o espaciado 3 (farnsworth), hasta que seamos capaces de prescindir de ellos. En general empezar con velocidades demasiado bajas y seguir sistemáticamente con ellas nos puede terminar por estancar, dejar de progresar, llegar a cansarnos e incluso perder el interés.

Otra buena táctica al entrenar consiste en esforzarse en escuchar siempre a una velocidad ligeramente mayor de la que seamos capaces de entender con comodidad, de esa forma, y con la práctica contínua, vamos a obligar a nuestra mente a que se acostumbre al esfuerzo hasta que se convierta en algo natural y evitar así estancarnos.

Si no recibimos o entendemos bien un caracter, descartémoslo por completo y pasemos nuestra atención inmediatamente al siguiente. Si nos paramos lo más mínimo en intentar pensar habremos perdido otros dos, tres, cuatro o cinco caracteres más. Con la experiencia los errores se reducirán y en general nuestra memoria y sentidos aprenderán a decodificar no sólo caracteres únicos sino palabras e incluso frases enteras sin apuntar nada.

Lo más importante es siempre intentar reconocer cada caracter por su sonido, ritmo o "música". En este sentido debemos entender que en un primer acercamiento al morse nuestra mente tenderá a contar elementos (puntos y rayas, pulsos cortos y largos) para poder diferenciar unos caracteres de otros. Esto es natural, pero precisamente mediante la continua práctica y repetición con ejercicios, nuestro subconsciente asumirá en poco tiempo esta tarea y se convertirá en algo automático hasta que el reconocimiento sea instantáneo y no haya necesidad de estar contando, pensando o visualizando nada. Si a la larga nos aferramos sistemáticamente a la idea de visualizar o contar elementos, nos estancaremos y no avanzaremos.

Si queremos escribir lo que recibamos, es importante hacerlo con trazos lo más cortos y rápidos posibles volviendo a incidir en que debemos enfocar la atención principalmente en el sonido, dejando la escritura y el papel en un segundo plano. En los tiempos de gran actividad se solía enseñar a escribir los caracteres recibidos utilizando mayúsculas para una clara comprensión de los mensajes, en un una forma aproximada a como se muestra en la imagen de la izquierda. Esto formaba parte incluso del propio entrenamiento de los operadores que debían decodificar y mostrar el mensaje original en papel de forma exacta y con buena caligrafía, pero obviamente esto solo es posible en velocidades de hasta unas 20 ppm. aproximadamente, óptima para mensajes formales y para una copia idéntica al texto original.

A velocidades mayores, y dependiendo del entrenamiento personal, este sistema se hace cada vez más difícil y resulta más efectivo usar letras minúsculas. Con velocidades cada vez más altas (ya no estaríamos hablando de copia exacta de mensajes formales entre corresponsales) llega un momento en que no da tiempo material a plasmar en un papel lo que estamos escuchando, atender al sonido > traducirlo mentalmente > escribirlo. Por eso es muy importante aprender a escribir con trazos ágiles, cortos y de mínimo esfuerzo.

Una forma de acortar este proceso es utilizar teclados, aunque para ello es necesario saber mecanografiar con los diez dedos (mejor aún sin mirar), puesto que se reduce mucho el tiempo entre decodificar mentalmente y apuntar el caracter escuchado. En la práctica real la recepción con lápiz y papel está limitada a una velocidad de unas 25 ppm, por encima de ella la escritura se vuelve cada vez más difícil.

Para superar este límite se han usado desde siempre los teclados (máquinas de escribir, ordenadores) siempre que usemos con soltura todos los dedos sin pensar en las teclas pudiéndose llegar a velocidades de unas 35 ppm e incluso más. En el caso extremo de las competiciones de telegrafía a alta velocidad (50, 60, 100 ppm) se tiene que recurrir a un método parecido a la taquigrafía donde las palabras, sílabas o grupos se abrevian con signos porque la rapidez es tal que no da tiempo material a plasmar en un papel lo que se va recibiendo.

A velocidades muy elevadas (30 ppm aprox. o mayores), cuando ya no da tiempo a escribir o teclear, es perfectamente factible seguir practicando y empezar a copiar directamente de oído, de cabeza, sin apuntar, escribir o teclear nada, tanto si se van formando mentalmente las palabras letra a letra como si aparecen directamente palabras, frases o incluso conceptos a medida que escuchamos, de forma similar a lo que sucede con cualquier idioma, todo depende de la práctica, del empeño y de la experiencia que tengamos.

En cualquier caso, aprendices o expertos en el morse disfrutan siempre de la recepción de un código enviado a velocidades lentas o medias con una buena manipulación y espaciado.


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