El código morse puede sonar complicado y difícil, y para quien quiera aprenderlo por su cuenta, la primera impresión podría ser la de que les resultaría imposible llegar siquiera a identificar ningún sonido, pero lo cierto es que sólo es cuestión de querer hacerlo y proponérselo.
Existen multitud de métodos para el aprendizaje del morse, pero uno de ellos es realmente simple. Una vez comprendidas la lógica, duración y espaciado entre pulsos del alfabeto morse y la necesidad del ritmo, solo consiste en practicar con sesiones de muy pocos caracteres, empezando con los dos más sencillos, aprendiendo a reconocerlos por su sonido y progresivamente ir añadiendo más caracteres en cada nueva sesión que se mezclarán junto a los que ya se hayan practicado en sesiones anteriores, hasta que se llegue a reconocer el alfabeto completo mediante repetición y práctica a una velocidad aceptable.
Lo más importante es siempre intentar reconocer cada caracter por su sonido, ritmo o "música". En este sentido debemos entender que en un primer acercamiento al morse nuestra mente tenderá a contar elementos (puntos y rayas, pulsos cortos y largos) para poder diferenciar unos caracteres de otros. Esto es natural, pero precisamente mediante la continua práctica y repetición con ejercicios, nuestro subconsciente asumirá en poco tiempo esta tarea y se convertirá en algo automático hasta que el reconocimiento sea instantáneo y no haya necesidad de estar contando, pensando o visualizando nada. Si a la larga nos aferramos sistemáticamente a la idea de visualizar o contar elementos, nos estancaremos y no avanzaremos.
Siguiendo este método y en las sesiones mostradas aquí, al generar los grupos de caracteres está establecido por defecto un espaciado extra entre caracteres (espaciado farnsworth) y una velocidad de 15 ppm. Estos ajustes los puedes configurar a tu elección aunque es preferible usar desde el principio esta velocidad mínima para acostumbrar nuestro oído y mente a reconocer sonidos a una velocidad media desde el primer momento. En cada sesión podemos escribir a mano, teclear o incluso captar a oído, mentalmente.
Todo empieza con los caracteres que contienen los dos más básicos pulsos, el corto y el largo, el punto y la raya, las letras E y T. Con esta primera sesión, que podemos repetir y practicar las veces que queramos, aprenderemos a diferenciar claramente estos dos simples caracteres. Aprender a reconocerlos dependerá de que sepamos detectar la duración de los pulsos a distintas velocidades así como el espaciado entre ellos cuando forman grupos de caracteres a semejanza de palabras. De igual importancia es atender a los diferentes espaciados entre caracteres y entre palabras. Es fácil incluso aunque aumentemos algo la velocidad.
En esta sesión, día, semana o período de tiempo que queramos dedicarle, nos concentraremos en otro par de caracteres parecidos en simplicidad, la A y la N. Como curiosidad, nos daremos cuenta de que el caracter A suena como una E y una T juntas, mientras que la N suena como una T y una E juntas (suenan sin separación). Esto es importante porque así es como se diferencian unos caracteres de otros, por el espaciado entre los pulsos o grupos de pulsos que los componen. Atendamos al espaciado interno entre los impulsos de cada letra (mas cortos) y los que separan una letra de otra (más largos). No importa si no copias, escribes o reconoces al instante todos los caracteres. Si no has captado bien alguno, no pienses ni te pares, olvídalo y concéntrate en el siguiente.
Después de estas cuatro letras con las que se podrían formar incluso algunas palabras, nos centramos en esta sesión en los caracteres I y M.
Como ya habrás observado, se añaden los caracteres aprendidos de sesiones anteriores a cada nueva sesión, así afianzamos mejor lo aprendido. Por ejemplo, en esta sesión practicaríamos con los caracteres E T A N I M. En el caso de que escribas en papel lo que vayas recibiendo, es importante concentrar más la atención en el sonido y visualizar mentalmente los caracteres que concentrarse en la propia escritura porque esto último resta atención a lo que recibes. Con el tiempo, ganarás en retención mental y aprenderás más rápido. Si escribes, ayuda mucho el hacerlo con trazos rápidos y cortos.
Un consejo importante: aunque te pueda parecer más usual, natural o práctico, procura no acostumbrarte a contar pulsos, puntos o rayas, aprende solo a reconocer el sonido, la "música" y el ritmo, asociándolo a cada caracter. No adquieras el hábito de estar contando nada sino reconociendo lo más rápidamente posible cada caracter por su sonido mediante la repetición.
Añadimos los caracteres S y O. La complejidad aumenta pero también lo hace nuestra capacidad de reconocer sonidos siempre
que practiquemos y repitamos con sesiones frecuentes pero no demasiado largas.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O.
Añadimos los caracteres R y K. Los caracteres que combinan pulsos cortos y largos (rayas y puntos) suelen costar más en
reconocerse, o también confundirse con otros parecidos.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K.
En esta sesión añadimos los caracteres G y W. Tomémonos el tiempo que sea necesario en cada sesión.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W.
Incorporamos los caracteres D y U.
Siempre podemos ajustar la velocidad en las sesiones si la encontramos excesiva, pero se crea mejor memoria a medio plazo y
se aprende más si practicamos con una velocidad que nos obligue a esforzarnos, cometerás más errores pero inconscientemente
tu mente se amoldará a la situación hasta que se haga natural.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U.
Incorporamos los caracteres P y X.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X.
Incorporamos los caracteres L y Y.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y.
Incorporamos los caracteres B y V. Cuanto más repitamos cada sesión mejor retención mental obtendremos.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V.
Incorporamos los caracteres F y Q. Intentemos subir la velocidad por encima incluso de la que nos creamos capaces de
admitir. Sigamos practicando y repitiendo aunque no captemos con exactitud la totalidad de los caracteres.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V F Q.
Añadimos los caracteres C y H. Recordar: olvidarse por completo y descartar los caracteres que no identifiquemos casi
al instante, de esa forma no perderemos los siguientes.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V F Q C H.
Añadimos los caracteres J y Z.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V F Q C H J Z (todas las letras excepto Ñ).
Añadimos el caracter Ñ y los números 1 al 5.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V F Q C H J Z Ñ 1 2 3 4 5.
En esta última sesión añadimos los caracteres correspondientes a los números 6 7 8 9 y 0.
Caracteres aprendidos: E T A N I M S O R K G W D U P X L Y B V F Q C H J Z Ñ 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0.
Quedarían aún los signos de puntuación que se pueden practicar en ejercicios > grupos. La telegrafía es un arte y nunca se deja de aprender ni se debe dejar de practicar periódicamente, tanto en la recepción del código como en la manipulación al enviarlo, y por supuesto no hay ningún método milagroso que en poco tiempo nos permita dominarla, pero con estas quince básicas sesiones, que bien podrían ser quince días si tenemos ganas y disponemos de tiempo, tendríamos una buena base para reconocer caracteres y comenzar a adquirir memoria automática si le ponemos empeño.
Obviamente cuanto mayor sea la velocidad, más difícil nos resultará, por lo que sólo cabe una opción, esforzarnos y seguir practicando hasta que de forma inconsciente nos veamos decodificando a 20, 25 palabras por minuto o más, tanto a oído, mentalmente, escribiendo o tecleando. El morse una vez aprendido no se olvida nunca del todo, como cualquier idioma sólo se necesitaría ponerse al día con prácticas a modo de recordatorio.
Si hay caracteres que te resulten difíciles y a fin de practicar sobre ellos los puedes introducir en el siguiente ejercicio. Puedes probar a introducir los que desees, mezclándolos por ejemplo, junto a otros que te resulten más fáciles de reconocer.